viernes, 20 de abril de 2012

Inminentes eyecciones de masa coronal, en tormenta solar gigantesca.


 Según un artículo de la revista Nature de esta semana, “Mike Hapgood, del Consejo de Instalaciones Tecnológicas y Científicas del Reino Unido y jefe de un grupo de expertos avisa al gobierno británico por  posibles riesgos del clima espacial. Debemos prepararnos para algo mucho peor, un evento de tal magnitud que puede ocurrir una vez en mil años. El problema es que no sabemos hasta qué punto puede llegar la intensidad del golpetazo”.
El científico explica que “la sociedad actual es extremadamente dependiente de los sistemas eléctricos, lo que la convierte en extremadamente vulnerable. En mayo de 1921, una gran tormenta geomagnética quemó una central telefónica en Suecia. Antes, en septiembre 1859, un evento similar interrumpió las redes del emergente telégrafo, provocando incendios en las oficinas. Si una tormenta como esa ocurriera hoy dejaría amplias regiones sin electricidad durante varios meses, según un informe del UK National Grid (la red eléctrica británica). En EE.UU., algunos análisis apuntan a alteraciones a gran escala, efectos que pueden durar años y un impacto económico de varios billones de dólares”.
“El origen de la amenaza se encuentra en las eyecciones de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés), enormes erupciones de plasma cargadas magnéticamente que se producen durante las tormentas solares, y que aumentan el flujo de partículas en el viento solar cientos de veces. Cuando llegan a la Tierra, pueden afectar a las redes eléctricas y, además, modificar las órbitas de los satélites y poner en peligro las naves espaciales. La cuestión es, ¿estaremos preparados cuando una súper tormenta solar se nos venga encima?”
“Hay cierta capacidad para predecir el clima espacial a corto plazo. El Centro de Predicción de Clima Espacial en Boulder (Colorado, EE.UU.) puede proporcionar una alerta de una tormenta geomagnética fuerte con una antelación de 10 a 60 minutos y un 50% de fiabilidad, lo que permitiría tomar medidas para proteger las grandes redes eléctricas”.
Hapgood considera  que “la mejor advertencia de que debemos mejorar nuestras predicciones ocurrió el pasado marzo, cuando nos golpeó un gran CME. Las predicciones del día anterior variaron unas 18 horas. Muchas fueron inexactas. Por fortuna, no pasó a mayores”.
“Los sistemas eléctricos, están diseñados para soportar eventos del nivel de los vistos en los últimos cuarenta años, y los transformadores están preparados para soportar una tormenta como la de 1989, pero no es suficiente. El terremoto y el tsunami del año pasado en Japón muestran los peligros de prepararnos solo para lo que ya conocemos.  Debemos estar listos para afrontar un evento que puede ocurrir una vez en mil años”.
El experto  cree que “los científicos necesitan mejorar la disponibilidad de los datos del clima espacial, digitalizando los datos antiguos que, aunque parezca mentira, solo se encuentran en formato de papel. También es necesario desarrollar modelos más sofisticados para predecir escenarios futuros, datos que resultan imprescindibles para mejorar la protección de nuestros sistemas en riesgo, desde las redes eléctricas y las líneas aéreas al GPS o los sistemas financieros cuyas transacciones automáticas llevan fecha de registro”.
Y que “este trabajo se está haciendo, pero no lo suficientemente rápido”.

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